Religión Chavín


El pueblo chavín fue politeísta y adoraron a dioses terroríficos. La religión chavín habría tenido influencia selvática ya que sus esculturas muestran seres sobrenaturales, con rasgos felinos como el jaguar o el puma, caimanes, serpientes y diversas aves andinas como el cóndor y el halcón. El culto chavín se estímulo debido al uso técnicas avanzadas de producción agrícola, textil, avances en la fabricación de grandes redes de pesca, y el descubrimiento de las técnicas de orfebrería y la metalurgia del cobre.
Estos avances económicos condujeron a la construcción de muchos centros ceremoniales. La iconografía de figuras antropomórficas felinas es una característica importante de la cultura chavín. Todas estas deidades son representadas en las diferentes manifestaciones culturales como en la cerámica, la metalurgia, la textilería y las esculturas.
Chavín de Huántar fue un punto central, en particular, para los rituales religiosos. La vestimenta y la música fueron parte de las ceremonias importantes. La religión chavín tuvo como cabeza principal al sacerdote.
El dios de los báculos es otra divinidad chavín, posiblemente representa al dios "Viracocha" se halla principalmente en la "Estela Raimondi", tiene una forma antromorfa en posición frontal con los brazos extendidos en los cuales sostiene dos báculos y presenta cabellos en forma de serpientes extendidos. Esta deidad no fue creación chavín, los últimos descubrimientos arqueológicos hallaron en los pueblos anteriores a Chavín y contemporáneas a Caral, sin embargo posiblemente fueron los chavines quienes difundieron por gran parte del mundo andino.
En el Horizonte Medio se halla representado en el arte tiahuanaco y en el arte huari. La religión chavín implicaba la transformación del ser humano a otro a través del uso de sustancias alucinógenas. Muchas esculturas representan la transformación de una cabeza humana a una cabeza de jaguar. El uso de sustancias alucinógenas para fines religiosos era común según los hallazgos arqueológicos encontrados. Los sacerdotes chavines utilizaban el cactus de San Pedro (ayahuasca), dada sus propiedades alucinógenas, son a menudo representadas en las imágenes talladas, por ejemplo en la imagen de un dios que lleva el cactus en la mano como un palo. Hay imágenes que representan figuras humanas con fugas de mucosidad de la nariz (un efecto secundario resultante de la utilización de esos alucinógenos). La droga contenida en el cactus ponía a los sacerdotes en trance, por lo tanto “más cerca de los dioses”, y otros beneficios, que les permitió mejorar su visión (dilatación de las pupilas) y penetrar en las profundidades del templo en la oscuridad absoluta.